La historia de Cerro Tololo El primer gran telescopio en Chile
Relatos de los Inicios de Cerro Tololo
En 1960 sólo había 10 observatorios astronómicos en el hemisferio Sur, comparado con los 88 que estaban en operación en el hemisferio Norte. La mayoría de los astrónomos reconocía que este desbalance era objetable, considerando los muchos objetos astronómicos singulares ubicados en los cielos del hemisferio sur. Muchas expediciones a Chile lideradas por los más importantes observatorios de Europa o Estados Unidos se habían comenzado hacía más de un siglo antes. Finalmente en 1960, el estudio de sitios en Chile comenzó bajo la dirección del Dr. Jungen Stock de la Universidad de Chicago y Universidad de Texas, con el auspicio de la Fuerza Aérea de Estados Unidos y con la cooperación de la Universidad de Chile. El 30 de junio de 1960, AURA tomó este proyecto y un año después la Fundación Nacional de las Ciencias (NSF por sus siglas en inglés) tomó el auspicio del entonces llamado “Proyecto Chile”.
El 23 de noviembre de 1962, se tomó la decisión de ubicar en Cerro Tololo el observatorio que llevaría el mismo nombre. Con anterioridad a ello, se había ya transportado a lomo de mula un telescopio de 0.41m para el testeo final del sitio y para investigaciones astronómicas realizadas por el Dr. Stock y astrónomos de la Universidad de Chile. Las primeras construcciones en Cerro Tololo consistieron en un camino rudimentario para las mulas y un refugio primitivo para el telescopio de 0.41m. En esos comienzos un viaje normal desde La Serena a Cerro Tololo podría tomar desde 8 a 24 horas dependiendo del clima y de las habilidades de los jinetes.
Los inicios del Observatorio Interamericano de Cerro Tololo se remontan a la creación misma de AURA en 1957, en Arizona. El Director del Observatorio Nacional de Chile, profesor Federico Ruttlant se enteró que estaba formándose esta nueva Asociación de Universidades Para La Investigación en Astronomía (AURA) y que tenían intención de buscar sitios para un observatorio nacional de los EE UU en el hemisferio Sur. Prontamente viajó a EEUU para contactar personalmente a algunos de estos pioneros y hacerles ver que en Chile había excelentes cielos para la observación astronómica. Los convenció a tal punto que en 1959 contrataron al astrónomo Jurgen Stock de la Universidad de Texas para que se hiciera cargo de la búsqueda de lugares en Chile. En 1960 se empezaron los estudios de cerros partiendo desde Santiago hacia el Norte. Después de casi tres años se concluyó que el mejor y más apropiado sitio era el Cerro Tololo en las cercanías de Vicuña.
Se compró el lugar y se inició la construcción del camino y todo lo necesario en la cumbre del cerro. Se transportaron equipos y todo tipo de elementos a lomo de mula (agua, alimentos, materiales de construcción, herramientas, instrumentos meteorológicos, telescopio, etc. como se ve en la foto).
Durante la etapa de estudio de sitios se utilizaron equipos de meteorología básica, para registrar condiciones como la temperatura, humedad, presión atmosférica, velocidad y dirección del viento y la nubosidad tanto de día como de noche, igualmente las precipitaciones en forma de nieve y lluvia. Todo registrado en anotaciones “a papel y lápiz”.
Se pensó que la inversión inicial alcanzaría los 10 millones de dólares y que sería un importante centro científico y astrofísico probablemente el segundo mejor equipado del mundo. Detrás de este proyecto, cuyo nombre en la lengua aimara significa “al borde de El acantilado“, estaba la Asociación de Universidades para la Investigación en Astronomía (AURA), junto con expertos del Departamento de Astronomía de la Universidad de Chile. Entre estos astrónomos chilenos, Federico Rutllant tuvo un papel especial gracias a su contacto perseverante con astrónomos de universidades de los Estados Unidos. Trató de persuadirlos, mapa en mano, en sus oficinas en los Estados Unidos, y luego en Chile hablándoles sobre las magníficas oportunidades de nuestra ubicación geográfica.
Algunas de esas recompensas, aún permanecen en el sitio: una atmósfera transparente de una pureza especial, un cielo no afectado por las luces de la ciudad, la cercanía al desierto, capas de aire sin turbulencia apreciable, clima moderado por las corrientes de aire frío del suroeste del Océano Pacífico, y la corriente de Humboldt viajando hacia el norte. Incluso en ese momento se habló de un año con 362 noches despejadas y solo tres noches nubladas. Cielos con tal visibilidad nunca serían posibles en el hemisferio Norte.
La construcción comenzó en 1963 (como se ve en la imagen). El Gobierno otorgó el “despacho de aduanas para la importación de equipos y artículos necesarios para su construcción”. Finalmente, el 6 de noviembre de 1967, el telescopio de 1.5 metros del Cerro Tololo vio por primera vez la luz de las estrellas.
Actualmente, el Observatorio Interamericano de Cerro Tololo tiene siete cúpulas operativas y múltiples telescopios, incluido el “Victor Blanco”, el más grande con cuatro metros de diámetro. Es operado por AURA, en cooperación con los Observatorios Nacionales de Astronomía Óptica (NOAO), bajo acuerdo con la Fundación Nacional de las Ciencias de Estados Unidos.
Este pionero de 52 años sigue operativo y continúa haciendo ciencia de primera línea, pero el éxto de sus contribuciones a la humanidad, abrió el camino para la construcción de nuevos y potentes telescopios ubicados en otra cumbre cercana: el Cerro Pachón.